6 - Júpiter y Sémele. Rubens; siglos XVI –XVII. Museo de Bellas Artes (Bruselas)
A Sémele se la suele representar como una muchacha que yace exánime; armado con sus rayos, Júpiter aparece en el cielo junto a su águila; a veces se puede ver la figura de Juno escondida entre las nubes.
Sémele, hija de Cadmo y de Harmonía, amada de Júpiter, concibe un hijo. La terrible Juno, airada y obcecada por los celos, decide castigar a la muchacha por el ultraje sufrido, y asume la apariencia de la vieja Beroe, nodriza de Sémele. La reina de los dioses se presenta de ese modo ante Sémele, quien, creyéndola su nodriza, comienza a hablar con ella hasta que la conversación deriva sobre el rey de los dioses. Entonces Beroe pone en guardia a la muchacha para que no se fíe del dios y la exhorta para que le exija una prueba de su verdadera identidad, sugiriéndole que pida a Júpiter que se presente ante ella como lo hace con Juno. Al cabo de algún tiempo, Sémele, recordando las palabras de la vieja, pide a Júpiter que le ofrezca un regalo, y el dios promete darle lo que ella desee. Entonces Sémele le ruega que se le manifieste en todo su poder. Júpiter, desesperado, se ve obligado a realizar lo que se le ha pedido y se presenta ante Sémele armado de sus rayos. La muchacha, no pudiendo soportar el tremendo resplandor, se quema. No obstante, Júpiter logra salvar al hijo que la joven esperaba extrayéndolo del seno materno y se lo cose dentro de su muslo. Transcurrido el tiempo necesario, nace Baco, del que se dice, por ese motivo, <nacido dos veces>.
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